Frecuencia Ideal Riego del Olivar

El olivo, al contrario de la mayoría de los cultivos, desarrolla sus mayores esfuerzos fisiológicos en primavera y otoño.

El olivo ha evolucionado y se ha desarrollado dentro del clima mediterráneo. El clima mediterráneo se caracteriza por centrar las precipitaciones en las estaciones templadas y frías, siendo muy escasas en la estación cálida.

Por lo tanto, el riego en el olivo hay que entenderlo en base a las siguientes premisas:

  1. Como una forma de compensar la alta variabilidad intra e interanual que hay en las lluvias en el clima mediterráneo.
  2. Como una forma de poder soportar las grandes demandas hídricas de plantaciones modernas con grandes volúmenes de copa por hectárea, debido a un alto número de olivos por hectárea.

Frecuencia de riego recomendada:

El olivo debe de tener garantizada la humedad en el suelo, principalmente en los momentos fisiológicos clave, no habiendo mucha repercusión productiva cuando hay humedad de sobra en el suelo en los periodos de baja actividad fisiológica.

No hay unas pautas concretas y con fechas cerradas de riego en el olivar. La cantidad y distribución del riego va a depender de:

  • Climatología de la zona en la que esté el olivar y del año de que se trate.
  • Tipo de suelo en el que esté situado el olivar.
  • del tipo de instalación de riego: número de goteros por olivo, caudal, etc.
  • Volumen de copa de la plantación.

¿Cuáles son los momentos fisiológicos clave?

Los momentos fisiológicos clave en el Olivo son:

  • Brotación del olivo, a finales de invierno.
  • Floración, a finales de primavera.
  • Cuajados: Primera fase de crecimiento del fruto (división celular). Desde inicio de verano hasta mitad aproximadamente. La segunda fase de crecimiento exponencial del fruto, con la acumulación del aceite, suele producirse a finales de verano, durante todo el otoño y cesando a comienzos de invierno.

El riego en el olivar, al tener el cultivo en el propio clima mediterráneo, hay que entenderlo siempre combinado con la lluvia y la humedad que tenga el suelo. En invierno, sólo suele ser necesario regar algo en climas desérticos, para mantener una humedad mínima. En climas mediterráneos, si el sistema de riego empapa un gran porcentaje de la superficie del olivar, y el suelo tiene gran capacidad de almacenaje de agua, por ser profundo y franco arcilloso, puede ser interesante regar en los inviernos que sean muy secos como forma de recargar las reservas hídricas del suelo de cara a la primavera.

En resumen, se debe de regar según estatus hídrico del olivo, no según calendario, como puede ser el caso en la mayoría de cultivos.

En otoño y primavera, no es aconsejable permitir niveles de estrés hídrico en el olivo, pues tienen una gran repercusión productiva.

En invierno y verano, se puede tolerar cierto estrés hídrico en el olivo, y se regará en consecuencia. El riego en el olivo preferiblemente debe de ser bastante espaciado en el tiempo, basado en riegos importantes de varias horas, salvo en suelos poco profundos.