Las Candelarias: Origen de la Tradición

La celebración de Santa Candelaria con hogueras en el sur de España tiene raíces profundas en antiguas tradiciones religiosas y paganas. Su origen combina elementos del cristianismo con costumbres anteriores, relacionadas con la purificación, la luz y el ciclo agrícola.

Orígenes de la Fiesta de la Candelaria

La festividad de la Virgen de la Candelaria, celebrada el 2 de febrero, conmemora la presentación de Jesús en el templo y la purificación de la Virgen María, según la tradición católica. Su nombre proviene de la “candela” o luz, simbolizando la protección contra la oscuridad.

Sin embargo, esta festividad cristiana se superpuso a rituales más antiguos. En muchas culturas europeas existían celebraciones en esta época del año relacionadas con el fuego y la renovación, marcando la transición entre el invierno y la primavera.

Las Hogueras y el Uso del Ramón de Olivo

En varias localidades del sur de España, especialmente en Andalucía, la festividad se celebra con hogueras encendidas en la víspera del 2 de febrero. Estas fogatas pueden tener diferentes significados según la zona:

Purificación y protección: El fuego simboliza la luz de Cristo y purifica el hogar y la comunidad.

Fin del invierno y preparación agrícola: Se eliminan los restos de poda de olivo (ramón de olivo), marcando el inicio del nuevo ciclo agrícola.

Ritual comunitario: La hoguera reúne a la comunidad, fortaleciendo la identidad local y manteniendo tradiciones ancestrales.

El ramón de olivo, que es la parte leñosa y sobrante de la poda del olivo, se utiliza en estas hogueras porque es un material abundante en las zonas olivareras del sur de España. Su quema puede estar relacionada tanto con la eliminación de residuos agrícolas como con antiguas prácticas de renovación y protección.

En algunos lugares, además de las hogueras, se realizan procesiones, cantos y reuniones populares en torno al fuego.

Conclusión

La quema de hogueras con ramón de olivo en la fiesta de la Candelaria en el sur de España es una tradición que mezcla elementos cristianos y precristianos. El fuego simboliza purificación y protección, mientras que el uso del ramón de olivo está vinculado a la economía agrícola y al fin del invierno. Es una costumbre que fortalece la identidad cultural de los pueblos y se mantiene viva en muchas comunidades andaluzas.