Las cabañuelas es un método tradicional de predicción meteorológica a largo plazo y sin base científica utilizado en Latinoamérica y en el centro y sur de España.
La predicción se basa en indicadores como las formas de las nubes, la dirección del viento, las características del Sol, la Luna, las estrellas, la niebla, el rocío de la mañana, el arco iris o el granizo, por mencionar algunos. El comportamiento de los animales también es utilizado como pronóstico de lluvia; así tenemos la aparición de hormigas aladas, el orejeo de las mulas, que los palomos se bañen, el gato lavándose la cara, el gallo que cante de día (posible cambio de tiempo), o gatos que corren y saltan (señal de viento).
No en todas las regiones se utilizan los mismos días para realizar el pronóstico.
En España, y en nuestra región, se recurre a la observación y apunte del clima de los primeros 24 días de agosto de cada año durante su transcurso para pronosticar qué tiempo será el que se disfrutará en los próximos doce meses, siendo los primeros doce días pronósticos de los meses en orden numérico ascendente (1=agosto; 2=septiembre, etc.) y los segundos doce días pronostica los meses en orden numérico descendente (13=julio; 14=junio; etc.), siendo conocidos estos últimos días como las retornadas, de la siguiente manera:
Aunque en ocasiones los pronósticos son certeros, desde el punto de vista científico, las cabañuelas carecen de sentido a la hora de obtener predicciones sobre el tiempo meteorológico, por los siguientes motivos:
No se puede realizar una predicción correcta observando solamente el tiempo de un lugar concreto, ya que el tiempo no evoluciona de forma independiente en unos sitios de otros, sino que, por ejemplo, una borrasca formada a miles de kilómetros puede llegar hasta el lugar analizado y cambiar un día soleado por una tormenta de granizo en muy poco tiempo. Puesto que la atmósfera es un sistema caótico, cambios pequeños en lugares remotos pueden acabar teniendo efectos muy grandes en la meteorología local.
Los días prefijados para las mediciones son totalmente arbitrarios. La creencia frecuente de que la Luna (y, por tanto, el calendario litúrgico) está relacionada con la meteorología no tiene base alguna, ya que la influencia de la luna sobre la atmósfera es insignificante. Por mucho que la Luna afecte a las mareas marinas, las mareas atmosféricas son mínimas.
La persistencia de la creencia en la efectividad de las cabañuelas se debería, por tanto:
A la tradición y otros motivos culturales, como la necesidad que han tenido todas las culturas de predecir el tiempo.
A la falta de precisión en las predicciones. Independientemente del tiempo que finalmente haga, es difícil que pueda considerarse que “han fallado”.
A que las predicciones son generalmente a un plazo lo bastante largo como para que el público en general las haya olvidado para cuando realmente ha pasado el periodo de la predicción.
Así, los centros meteorológicos oficiales no utilizan ni las cabañuelas ni las témporas como apoyo a sus predicciones.