La sequía y el aumento de los costes de producción está conduciendo al sector hacia una subida de precios… https://www.instagram.com/p/CsRvnNzoskl/
Si estos altos precios los contextualizamos en el momento actual de crisis económica, tenemos el cóctel perfecto en el que empresarios sin escrúpulos, abusan del consumidor y empiezan a comercializar aceite mezclado como “Aceite de Oliva Virgen Extra”.
El gran problema que tienen nuestros consumidores es la falta de información y de conocimiento a la hora de valorar lo que es un buen aceite de oliva del que no lo es.
Si nuestros consumidores conocieran las diferentes categorías de aceites de oliva, sus propiedades y características, sería muy difícil que se diera este tipo de fraude.
En este sentido, desde Fábrica De Aceites Morales pondremos nuestro pequeño granito de arena para informaros y que aprendáis a distinguir los distintos tipos de aceite.
Pero, ¿en qué consiste el fraude del Aceite de Oliva?
En algunas muestras de los productos retirados en Extremadura y Andalucía, se encontró una mezcla de aceite de oliva con otros aceites como el aceite de colza o el aceite de orujo de oliva. Estos aceites, aun siendo de menor calidad, son seguros e incluso pueden ser buenas alternativas cuando el factor precio es un problema. La cuestión es que en ningún caso se indicaba en las garrafas que se trataba de una mezcla sino que deliberadamente nos estaban vendiendo como aceite de oliva virgen extra lo que en realidad era una mezcla con aceites de menor calidad.
En otras muestras el aceite de oliva virgen extra se había sustituido directamente por aceite lampante, no apto para el consumo humano.
¿Qué es el Aceite Lampante?
El aceite lampante se llama así porque es un tipo de aceite que se empleaba como combustible para las lámparas. Se trata de un aceite defectuoso cuya comercialización está prohibida.
El “defecto” puede ocurrir porque que se fabrique a partir de aceitunas que se hayan recogido del suelo o que estén demasiado maduras, pero también por errores que tengan lugar en el proceso de elaboración, por ejemplo con las máquinas.
El resultado es que nos encontramos ante un aceite que supera los 2º de acidez que como máximo puede presentar un aceite de oliva (en el caso del AOVE el máximo son 0.8 º). Un aceite que podríamos llegar a detectar al probarlo porque su sabor es metálico, rancio y/o avinagrado. Este aceite no se considera apto para el consumo ya que para ello es necesario refinarlo.
En resumen, aprendamos a distinguir y valorar un buen aceite, no nos guiemos por los precios baratos y recurramos siempre a la calidad y apuesta segura.